"Porque rara vez se presenta la ocasión en que un mismo poeta se dedique a sí mismo uno de sus poema cuento novela leyendas"
¡Basado en una historia real!
Se dice que cada noche de luna llena, ocurren cosas extrañas, o suelen tener cierto efecto sobre ciertas personas en esta ocasión ocurrió que un tipo, podría decirse normal, enloqueció
espontáneamente, de la nada, perdió su juicio...
Se dice que se encontraba alegremente charlando con otra gente, cuando de repente, a su mente, una idea loca saltó; se maquillo la cara, se puso una peluca, salió a la calle y levantó la mano en señal de pedir quien lo lleve, mientras gritaba "¿Va o viene?"; todos los conductores se le quedaban viendo de manera extraña, algunos seguían la broma y le sonreían al pasar, otros simplemente se pasaban de largo, pero siempre, después de ver que no respondían a su propuesta, corría detrás de ellos algunos metros, gritándole de maldiciones al conductor y levantándole el dedo medio de la mano del brazo derecho.
Por fin, otro loco decidió detenerse y llevarlo a él, le abrió la puerta y se subió tranquilamente, al contrario de su nuevo conductor, al cual le preguntó: "¿Porqué estás tan nervioso?; a lo que el otro respondió: "¡Acabo de robar este auto!"...
El lunático no respondió, simplemente hizo lo que haría cualquier otro en su situación... de la cajuela sacó un palo de golf; y mientras pasaban por las calles iba golpeando de cada casa su buzón; "¡Que más da!" le dijo a su conductor... De repente a lo lejos divisó, a una hermosa dama en la esquina de su casa, parecía que a alguien estaba esperando, le dijo a su chófer: "¡Aquí me detengo!", no esperó a que lo hiciera, simplemente del carro en movimiento saltó, dio un par de vueltas para amortizar su caída, hasta llegar a la chica, y de un brinco se levantó, al final de la calle gritó: "¡Gracias!", mientras la dama le preguntaba: "¿Qué ocurre con usted señor?", a lo que él respondió: "Siento haber interrumpido su calma total con mi horrible presencia que vine a presentar, pero es que jamás creí que pudiera encontrar en este lugar a la criatura más hermosa creada en la eternidad; si usted me pudiera hacer el favor, podría iluminarme con su escancia un momento más; le juro que después de haber visto tan radiante belleza, sé que puedo morir en paz", ella sólo le devolvió una sonrisa y se volteó para otro lado; él dijo: "Si me permitiera usted, hacerme aun más feliz de lo que ya soy, y me concediera unos minutos de su tiempo, para la siguiente pieza", ella al parecer no entendió, el joven poeta, cuentista y novelista, se quitó la chaqueta, de uno de sus bolsillos sacó un celular, puso una pieza musical, y se puso a bailar y cantar: "Oh!, que bella está la luna... Tan llena tan pura... jamás creí poder tener... el placer de mirar... con mis propios ojos al caminar, una luz brillante que me guiara hasta donde debería llegar... Subí... A lo alto en el cielo, siguiendo mi destino, mi corazón a algo incierto, que a la razón y mi cerebro ya no sirvió, Escalé... por las estrellas, y al fin llegué a esa luna tan bella... Y solo me quedé, contándole a la luna mis penas..." en este momento le tendió la mano a su acompañante, se inclinó como todo un caballero, esta vez ella respondió, comenzaron a bailar en círculos mientras ella decía: "estoy comprometida", pero a él no le importó, sólo dijo: "Que envidia tengo del hombre más afortunado del mundo, por tenerla a usted, mientras que yo solamente intento llenar ese vacío que usted ha dejado en mi corazón, con una canción..."
Al fin terminó, una vez más como todo un caballero el hombre se despidió, no sin antes hacerle un pequeño regalo, le dijo: "le daré tu nombre a una estrella", a propósito, "¿Cómo te llamas?", a lo que ella respondió: "Pues ¿yo?, eh... lisa", Ah... hermoso nombre para una estrella, tomó su cara para que mirara el cielo, le señaló una estrella, la que más brillaba en ese momento (En realidad era la estrella polar, pero a él no le importó rebautizarla), y comenzó a gritar a toda la gente que pasaba: "¡Ven esa estrella, de ahora en adelante le llamarán a esa estrella Lisa!, ¡Porque jamás había existido una estrella en este cielo con un nombre tan hermoso como eso!", finalmente, pidió disculpas de nuevo por perturbar su paz, y huyó de aquel lugar, pero antes de irse... la mujer le preguntó: "A propósito, ¿Cómo te llamas tu?".
Él sólo respondió: "llámame, el lunático" y velozmente corrió...
La policía iba corriendo detrás de él, la chica, al ver esto; sonrió...
Y así termina mi poema cuento novela leyenda; esperando a otro día a que él lunático que hay en mi salga de nuevo a cometer sus fechorías...