domingo, 13 de septiembre de 2009

Anti-Héroe CP# 1.

domingo, 13 de septiembre de 2009
Tomado sin pedir permiso y sin hacer propia referencia de el diccionario de la Real Academia Española:

antihéroe.

1. m. En una obra de ficción, personaje que, aunque desempeña las funciones narrativas propias del héroe tradicional, difiere en su apariencia y valores.


En las oscuras esquinas de un callejón, se encontraba una hermosa joven mujer, que decidió deambular ese día por esas partes de la ciudad inadvertida del peligro que podría presentársele ese día, un tipo con un pasamontañas en la cabeza y una navaja en la mano se acercaba sigilosamente detrás de ella; ¿Qué era lo que él buscaba?, ¿dinero?, ¿sexo?, o simplemente a alguien a quien molestar, se acercó aún más a ella y levantando el brazo muy en alto, tocó su hombro, ella volteó de inmediato, y él le preguntó:
- ¿Tiene fuego?
- Claro, espere un segundo... -la mujer comenzó a urgar en su bolso.
El hombre levanto la navaja que traía en la mano y se la mostró a la mujer mientrás le preguntaba:
- ¿Sabe de algún sitio donde pueda vender o empeñar esta navaja?, aún esta en buenas condiciones, pero siento que a mi ya no me va a servir
- No, lo siento, no soy de por aquí... -contestó ella- mientras sacaba el encendedor de su bolso y encendía el cigarro del hombre.
- Bueno... no importa, recientemente ha estado haciendo mucho frío ¿no cree?, no cabe duda que el invierno nos está acechando...
- Si, eso parece...
- No debería andar por estas calles a estas horas, la gente peligrosa suele conglomerarse por estos lugares.
- Ah, entiendo, lo tomaré en cuenta, lo que pasa es que estoy esperando a alguien, un primo lejano que quería mostrarme la ciudad, la vida nocturna, ese tipo de cosas ¿Me entiende no?
- Pues lo único que conozco de aquí de vida nocturna, son los asaltos y secuestros, todos siempre ocurren en la noche, y en lugares concurridos, se llega a conglomerar tanta gente que es difícil ver cuando comienzan a desaparecer... La policía ni siquiera interfiere, prefiere estar segura solamente detectando crímenes menores, nadie puede hacer nada... Yo creo que lo que necesita esta ciudad es de un héroe, como esos tipos que salen en las películas o comics, alguién que se decida enfrentar ante ellos... Jeje, desgraciadamente esto es la vida real, ese tipo de cosas no pasan aquí, lo único que puede hacer uno es tratar de protegerse a si mismo, por eso quiero vender mi navaja
- No entiendo, ¿venderá su navaja por protección?
- Pienso comprar algo más efectivo, como un arma de fuego, siempre es mejor estar prevenido
- Si me lo imagino -En ese momento otro hombre de gabardina y con guantes se acercaba- ¡ah!, ahí esta él, bueno, creo que me iré, adiós señor, y gracias por la información
- No hay problema, gracias a usted
Ambas personas se alejaron siguiendo cada quien su camino...

- De acuerdo... Lo intentaremos una vez más... ¿Quién es usted?
- Mi nombre -decía con algo de dificultad al pronunciar- Soy... Edward Cullen
- Jajajaja -El detective soltó de repente a carcajadas- ¿Cómo el de Twilight?, ¿No crees que ya estas algo grande para hacer ese tipo de lecturas?
- la edad es algo relativo ¿no?, un niño puede tener la madurez de un adulto, y viceversa, hay hombres que jamás maduran...
- ¿Y usted en que se clasifica?
- ¿Yo?... Yo no he nacido aún
- Jajajaja -rió el detective una vez más- sabe, me agrada, tiene usted un buen sentido del humor... le diré que... Sus cargos no son tan graves, ya que sólo fue violencia espontánea y básicamente las heridas que presento su víctima no eran tan graves, creo que lo que usted tiene, no es más que un desorden mental, algo que puede arreglarse fácilmente con la terapia adecuada y un buen medicamento, le haré esa sugerencia al juez, el día de mañana, pero... si quiere que lo ayude... primero me dirá su nombre ¿De acuerdo?
- De acuerdo
- Muy bien... ¿Quién es usted?
- ¡Harry Potter!
- Creo que esto tardará más de lo que pensé...

- ¡Por favor no!, ¡Yo no he hecho nada malo!, Le daré todo lo que quiera pero ¡Déjeme ir!
- Se irá, pero antes quiero que me lo dé, llamémoslo un "pago por adelantado"
La pobre chica, que sólo quería visitar la ciudad no hizo caso de las advertencias que su secuestrador le había dado, y en esos momentos se encontraba en un edificio abandonado pidiéndole piedad a alguien en que había confiado, esa misma noche, después de que la noche anterior le dio su nombre, teléfono, y dirección del lugar donde se estaba hospedando, después de que él le hubiera dicho que no confiara en nadie...
El hombre resultaba haber usado esa técnica tiempo atrás, el hecho de inspirar confianza parecía algo bastante lógico, por su mente sólo podía pasar una frase: "La única manera en que los monstruos no te atrapen es convirtiéndote en uno..."; ya había cometido varios delitos anteriormente de la misma forma, lo único que él quería era algo de diversión y en todas las ocasiones la había conseguido...

Tomó unas tijeras y comenzó a cortarle el vestido que traía puesto, por la mitad, la chica no paraba de llorar, sabía lo que le esperaba, ella obviamente no quería.

-Tranquila, te va a gustar -dijo él, como sirviera de palabras de aliento, mientras se bajaba el pantalón.

De pronto se vió pasar una tercera sombra en la habitación, el hombre la notó, y levantando un revolver que había adquirido recientemente dijo:
-Hay alguien más aquí...
Se levanto lentamente y comenzó a inspeccionar su al rededor, pero fue sorprendido por la espalda con un arma improvisada que resultaba ser un pedazo de madera que esa persona encontró en el suelo, el otro, comenzó a cubrirse la cabeza, inútilmente ya que él otro le estaba dando muy fuerte con la tabla, intentó dispararle, pero antes de eso, lo golpeó en la muñeca y pateó el arma, le siguió dando de golpes hasta dejarlo inconsciente, después pateó su cuello varias veces hasta matarlo...

- ¡Gracias!, gracias, sabía que alguien vendría en mi ayuda, se dice que cuando tienes fé, todo es posible, y usted, ¡es mi héroe!, no se como pueda pagárselo...

Aquel hombre se movió dando pasos lentos a donde se encontraba el revolver, no se alcanzaba a ver su cara, pero se veía la ropa que traía puesta, una playera de rayas y mangas largas, como la de un mimo. Tomó el arma entre sus manos y se levanto después, apuntándole a la chica dijo en voz alta:

- ¿Yo?... yo no soy un héroe...

Jaló el gatillo y mató a la chica, dejando un desastre con toda su cabeza desfigurada en el suelo, se guardó el arma en el bolsillo y salió corriendo de ese lugar...

martes, 1 de septiembre de 2009

El Gran Final.

martes, 1 de septiembre de 2009
Podía ver, entonces como me llevaban con una escolta bien ordenada, vigilándome. yo caminaba con un hermoso collar que reflejaba a la gente al pasar... la gente, ¡mi gente!, pensé, mi público, todos me aclamaban, y girtaban, entonces pude oír mi nombre, mientras levantaban sus brazos con la mano en forma de puño al ciel, me comenzaban a lanzar cosas que no alcanzaba a recoger, quizá fue por eso que cada vez intentaban aventar cada vez más cerca de mi, la escolta insistía que dejaran de hacerlo, aunque para mi se veía como una especie de fuegos artificiales, volando por todas partes...

Pude incluso ver a familiares que ni siquiera conocía, ya que no tenía amigos, "la fama no deja tiempo para esas cosas"; habían llegado desde muy lejos a verme, fue tanta su emoción que algunos comenzaron a derramar lagrimas al verme, yo simplemente les sonreí mientras pasaba; entonces llegué al centro de la plaza...

Un hombre estirado y de larga barba sacó un rollo de papel que traí bajo el brazó, entonces comenzó a leer todos mis logros, toda mi vida, todo lo que yo había hecho; todas las razones por las cuales me iban a otorgar aquel premio que tanto me merecía.

Otro hombre más que llebaba una ilustre corona y una espada en la mano se acercó a mi, supuse que era el rey que se disponía a nombrarme caballero.

Fue entonces cuando sucedió, él me pidió que me agachara y yo con sutileza acepté; el rey bajo su espada muy cerca de mi cuello; y después de pronunciar un juramento la alzo un poco después y la bajo de nuevo...

Todo mundo saltó de alegría, al ver como obtenía la recompensa que desde ya hace tiempo merecía; todos seguían gritándome, aclamándome, como un himno del batallón que logró terminar con la guerra....

Entonces el rey levanto mi rostro, para que pudiera ver a toda esa gente que me aclamaba, yo volteaba a ver a todos lados, admirando a toda la gente que ese día estaban presentes...

...Entonces supe en ese momento que el momento más feliz de mi vida... el momento más feliz de la vida de todos... fue mi propia muerte.
 
Poemas de Amor De una Mente enferma. © 2008. Design by Pocket